Intentar reducir o minimizar el papel que han tenido los medios de comunicación en el desarrollo de la sociedad moderna es intentar cambiar la corriente de los ríos. Los medios han alcanzado tal importancia que hoy en día son uno de los ejes centrales a la hora de hablar de herramientas hegemónicas y contrahegemónicas del poder. Por eso mismo los medios han visto su integridad y libertad amenazada constantemente a lo largo de la historia. Hoy hablaremos de la libertad de prensa.
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La libertad de prensa es una de las mayores manifestaciones de la libertad de expresión y de conciencia, bajo la cual las personas pueden expresar libremente y sin temor a coacción o represalias sus opiniones y pueden informar a la población. La libertad de prensa implica también la independencia de los medios respecto del gobierno de turno de un país, la no censura previa por medio de normas y disposiciones que amainen el potencial de las noticias, el respeto de la vida de los periodistas, la no toma de represalias, entre muchos factores que constituyen unos medios libres e independientes.
Tradicionalmente la libertad de prensa se ha visto coaccionada por los asesinatos de los periodistas, los atentados contra las instalaciones de los medios de comunicación, el secuestro de los informantes, restricciones legales a la circulación de la información, la censura previa del contenido, el monopolio de los medios, el maridaje entre medios y gobierno, entre otras conductas históricas que han hecho del ejercicio del periodismo todo un riesgo y una lucha constante contrahegemónica por sacar a relucir los estandartes de la libertad y el conocimiento.
Colombia es un país que ha sufrido el flagelo de la violencia por muchos años, lo que ha atacado a la prensa de manera directa en eventos históricos de homicidios a periodistas y el que se podría decir es uno de los mayores atentados contra la libertad de prensa: el homicidio de Guillermo Cano y la bomba en las instalaciones del periódico el Espectador, pero así mismo Colombia ha ratificado en el plano internacional diferentes instrumentos declarativos y convencionales que recalcan el valor del derecho humano de la libertad de expresión, tales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Convención Americana de Derechos Humanos, entre otros.
Aunque los elementos internacionales declarativos solo son pautas morales a la hora de tomar las directrices del Estado, los convencionales sí son vinculantes e implican una acción seria y real por parte de Colombia.
Además el derecho de la libertad de expresión está incorporado en la Constitución Política de 1991 en el artículo 20: “Artículo 20. Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación.
Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura.”
Las personas que ejercen el periodismo saben que se mueven en una frontera difícil de distinguir donde encuentran la confrontación de la libertad de prensa con la intimidad, el buen nombre, la seguridad nacional, entre otros valores y derechos. Elegir cuál es el límite a la libertad de prensa sería caer en un juego de imprecisiones, pues muchas veces solo los resultados están en condiciones de decirlo.
En cualquier caso existe la censura posterior, que implica sanciones cuando haya una afronta a alguno de los otros derechos tutelados, pero nunca será previa, dejando al profesional la decisión de asumir las consecuencias.
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